Se
trata de una persona que se ponía un hábito de cura tapándose la cabeza; y
sobre la cabeza, un sombrero, y así parecía que no tenía cabeza, por eso le
decían “el cura sin cabeza” los que alguna vez lograron verlo, porque iba
montando un caballo a todo galope.
Recorría
las calles de la ciudad para despistar el lugar adonde iba, que era el convento
de las monjas conceptas donde estaba recluida
su amada a la cual no le permitían su relación amorosa. Tenía una hora
fija a la que pasaba, por eso los habitantes de la ciudad se recluían en su
casa desde las seis de la tarde, porque le tenían mucho miedo.
Cuentan
que una vez unos jovencitos se llenaron de valor para tratar de descubrir a
este personaje a caballo que tenía asustados a todos en la ciudad. Dicen que le
amarraron una soga de lado a lado de la calle y así el caballo tropezó y el
cura sin cabeza cayó, los chicos le destaparon la cabeza y vieron quien era.
Versión de: Valentina Álvarez.
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